La aterradora leyenda de Pascualita: el maniquí del terror.
El 25 de marzo de 1930, un nuevo maniquí presumió el mejor diseño de vestido de novia de La Popular, un local que se perfilaba como la tienda más popular de vestidos para novia en Chihuahua. Los detalles realistas y la enigmática belleza de la mujer, cautivaron a todo aquel que pasaba por el aparador. “Chonita” como le llamó la dueña Pascualita Esparza Perales de Pérez, por su aparición en el día de la Encarnación, llenó de misterio a toda la ciudad, pues poco creían que efectivamente se trataba de un maniquí y argumentaba que era una mujer disecada.
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Existen dos teorías de cómo La Pascualita llegó a la calle Libertad en Chihuahua. La primera apunta que la dueña la adquirió en Francia, cautivada por la belleza, mientras que otros señalan la consiguió en la tienda “El Puerto de Liverpool” mientras compraba telas, azahares, ramas y todo lo necesario para los vestidos de novia, cuando se percató de la misteriosa mirada de un maniquí en la tienda. Intrigada y con miras a decorar el aparador de la tienda, la dueña quiso comprar el maniquí, y ante la extraña petición, los dependientes se negaron. Fuera de sí, con mucha insistencia y como si su vida dependiera de ello, la dueña amenazó con dejarlo todo y no comprar nada, y para evitar la pérdida de un cliente frecuente, accedieron.
El vulgo, como suele ocurrir en la mayoría de las leyendas urbanas, comenzó a apodarla “La Pascualita”, en honor a su dueña y en parte por su asombroso parecido físico.”Tenía un mejor acabado en la cera, sus ojos eran de cristal, su pelo y sus pestañas eran implantes de verdadero pelo y pestañas, y su expresión, a diferencia de las de tantos maniquís de mirada inerte, era viva y reflejaba emociones, cual si estuviese dotada de humanidad”. La Pascualita se robó el corazón de la ciudad e incluso recibió el título de “la novia más bonita de Chihuahua”. Aunque inspiraba a muchos, otros se sintieron ofendidos con los rumores de la posibilidad de que estuviera viva y no repararon en quejarse con la dueña, por la “inmoralidad” y los “actos de transgresión hacia Dios” por tener a una mujer viva.
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La leyenda cuenta que La Pascualita, dueña de La Popular, sufrió la pérdida de su hija cuando ésta esperaba a su prometido en el altar de la iglesia. Un bicho, proveniente de la coronita de novia, bajo para darle un mortal piquete. O bien, una segunda versión de la misma teoría señala que su hija pudo haber sido asesinada en el altar por un amante celoso, quien llevado a la depresión por la boda de su amor con otro hombre, le arrebató la vida. Llena de dolor, decidió embalsamar a su hija, recubrirla de parafina y cera, y vestirla con los más hermosos vestidos. Así, su hija tendría un eterno homenaje en el aparador de su tienda, recordándola en su momento más bello y cargado de felicidad.
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Sin embargo, la leyenda es contrapuesta con la realidad, puesto que los registros oficiales señalan que el único descendiente de La Pascualita fue un varón de nombre Enrique. A pesar de eso, el local de La Popular es uno de los sitios más visitados en la ciudad de Chihuahua, tanto por turistas como curiosos que intrigados por la leyenda se acercan para admirar la verdadera belleza del maniquí. Y qué decir de las novias de Chihuahua, que buscan comprar el vestido de colección portado por el maniquí pues se cree es un amuleto de felicidad en el matrimonio.
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