LEYENDAS DE TERROR: La Dama Enlutada


        La Dama Enlutada

Ernesto estaba casado con Alicia y tenían dos hijos: Gustavo y Consuelo, esta última estaba por cumplir 15 años y Ernesto quería hacerle una fiesta, aunque fuera sencilla, pues el se ganaba la vida en un taxi ford, modelo 58.
Para cumplir el sueño de su hija trabajaba prácticamente todo el día; desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la madrugada. Sólo regresaba a su casa al medio día a comer.
Era una fría noche del mes de Noviembre, y pues Ernesto no le había ido muy bien, ya que las calles por ser temporada de frío era muy poca gente la que salia de su casa.
Este se aventuró un poco mas allá de su ruta, al no encontrar pasaje, resignado fue de regreso a su casa. En el camino para tomar el retorno para ir a su hogar, una jovencita le hizo la parada.
Ella subió al taxi y Ernesto le pregunto que a donde iba. Ella le pidió que fueran a la Catedral. En el camino le comenzó a platicar con la jovencita que, a simple vista, se veía que era de muy buena familia: pues era de piel blanca, cabello rubio, traía un vestido sencillo pero bonito en color negro, portaba un velo del mismo color que cubría la mayor parte de el rostro de la joven y en el cuello una cadenita de oro.
En el camino, tanta confianza le inspiro la chica que comenzó a platicar sobre su hija, que iba a cumplir 15 años y le quería festejar. La joven le dijo que estaba bien que trabajara duró por ella.
Cuando llegaron a la catedral, le pidió de favor que la esperara por que, quería ir a otra parte.
Ernesto la espero y la joven se arrodilló en frente de la puerta y comenzó a rezar. Tras unos minutos, ella regreso y le pidió que la llevara a otro templo. Allá hizo exactamente lo mismo, al regresar le pidió que la llevara a otro templo e hizo la misma accion. Finalmente le dijo que si la podía dejar en el mismo lugar donde la recogio.
En ese momento a Ernesto le comenzó a dar mucho sueño, lo cual no era normal, ya que había trabajado mas noche y no se sentía así. Cuando llegaron a un portón grande, el taxista le dijo que eran 180 pesos, a lo que ella respondió que no traía dinero pero que le daría su medalla y la dirección donde le pagarían el servicio. Ernesto lejos de molestarse, tomo la medalla y vio que tenia grabado un nombre: Aurora.
-"Vaya a esa dirección, me llamo Aurora Almanza , no se preocupe el le pagara todo. Y digale que lo quiero mucho"-
La chica bajo del taxi y se dirigió al portón. Ernesto tomo la medalla y se retiro. Al avanzar algunos metros vio que en asiento de atrás se le había olvidado su velo, así que regreso a dárselo, pero al no se veía por ningún lado. Ernesto se sorprendió cuando aun mas cuando vio que aquel portón pertenecía al Panteón Francés de Legaria. Ernesto pensó que a lo mejor la muchacha vivía por ahí cerca. Se retiro a su casa a descansar.
Al día siguiente, Ernesto no pudo levantarse de la cama, se sintió muy mal físicamente; se veía pálido y ojeroso y su estado de animo tambien se había mermado; no platicaba con su familia y se la pasaba callado o dormido. Su esposa se alarmó al verlo en ese estado y lo llevó al medico. Al revisarlo no noto nada extraño en su salud.
Este comportamiento le duro tres días; al cuarto, Ernesto volvió a la normalidad. Cuando subió al taxi a trabajar, vio el velo y la medalla. Lo pensó seriamente y finalmente se dirigió a la dirección.
Cuando llego, vio una casa muy grande y lujosa. Ernesto toco el timbre y salio una sirvienta que en tono muy grosero le dijo que que quería, el le dijo que queria hablar con el padre de Aurora Almanza, pues le tenia un recado de ella. La mujer se metió a la casa sin darle alguna razón. Ernesto creyo que le habían jugado una broma, decidió retirarse, pero en ese momento salio un hombre de aproximadamente cincuenta años de edad; era el padre de Aurora, el señor Esteban Alcanza.
Ernesto le dijo quien era, a que venia y quien lo mandaba. Además de platicarle lo sucedido le dio su recado : "Dijo que lo quería mucho". El señor Almanza comenzo a llorar y le abrio su corazón al taxista. Le contó que hace 4 días se habían cumplido 15 años desde que Aurora había fallecido; murió cuando un taxi que la llevaba a su casa choco. La medalla y el velo que le entrego habían sido enterrados junto con ella.
El taxista se sorprendió con aquello que le estaban contando, que no podía ni hablar. Además el padre de Aurora, le dijo que se había rehusado a hacerle una misa, ya que estaba enojado con Dios por habérsela quitado, pero ella seguramente regreso del más allá para buscar el descanso eterno.

El señor Esteban le agradeció a Ernesto por acompañar a su hija a las iglesias y, además de pagarle el servicio, le dio una gratificación que le permitió hacerle la fiesta de 15 años a su hija.





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