La calificación de los hechos como homicidio con el agravante de parentesco es inicial y, según se vayan practicando las correspondientes diligencias de investigación en el marco de la instrucción judicial, podría modificarse.Alberto, el caníbal de Ventas de 26 años, acabó con la vida de su madre y luego diseccionó el cuerpo en más de mil pedazos para luego comérselos, según los investigadores. En su casa se descubrieron al menos seis táper de gran tamaño con los restos de su progenitora y una cajón con huesos diseccionados y con partes del cadáver como la cabeza y parte de la espalda.
Los investigadores aseguran que cortó todos los trozos con gran limpieza y precisión. Entre los restos faltaban órganos vitales y solo estaban las manos y los pies. Había restos de sangre secos por lo que se sospecha que la fecha del crimen podría haber sido entre dos y tres semanas antes del macabro hallazgo. También había tirado a la basura varias vísceras, alguna de las cuáles fueron halladas entre la basura de la casa y en los cubos del edificio. Alberto fue detenido el pasado jueves por matar presuntamente a su madre, descuartizarla y meter los restos en táper. Parte de los restos se los comió, según confesó el mismo.
La Policía encontró el pasado jueves el cadáver desmembrado de Soledad, de 66 años, en el piso situado en el primero C del número 50 de la calle de Francisco Navacerrada, en el barrio de la Guindalera del distrito de Salamanca de Madrid. Fue el pasado jueves por la tarde cuando se descubrió la tragedia. Esa tarde una amiga íntima de Soledad acudió preocupada a la comisaría del distrito de Salamanca diciendo que hacía más de un mes que no sabía nada de ella y que no le respondía al teléfono. La mujer explicó que se temía lo peor ya que el hijo de su allegada le pegaba. Los agentes comprobaron en sus archivos que el hijo había sido detenido en varias ocasiones por agredir a su madre y que no figuraba ninguna denuncia por su desaparición. En la tarde del jueves los agentes acudieron al piso y llamaron a la puerta. Les abrió Alberto, al que preguntaron por su madre. Les contestó que estaba dentro de la casa y les invitó a pasar. No se inmutó, ni se revolvió, ni se derrumbó. Y les mostró varios táper en los que descubrió infinitos restos de su madre. Estaban repartidos por la cocina, en el frigorífico y en otros armarios. Los agentes se quedaron perplejos.
Estuvieron varios minutos en estado de shock. Detuvieron al hombre y avisaron a la comisaría, a la Policía Científica y al grupo de Homicidios. El hijo les contó con gran frialdad que se había comido parte de los restos y que también se los había dado de comer a su perro, un animal de la raza bodeguero. También había tirado a la basura varias vísceras, alguna de las cuáles fueron halladas entre la basura de la casa y en los cubos del edificio. Los policías creen que no se comió los restos de su madre en crudo y que se enfrentan a un caso de canibalismo.En la casa había varios cuchillos, varios de ellos muy afilados que se sospecha pudo emplear para trocear el cadáver y diseccionar el cuerpo. El cadáver fue trasladado al Instituto Anatómico Forense donde ayer se inició la autopsia. De momento, no se sabe como pudo acabar con la vida de su madre y se han enviado muestras al Instituto Nacional de Toxicología.
El arrestado tiene 12 antecedentes policiales, la mayoría por maltratar a su madre. Los vecinos aseguran que el parricida tenía una enfermedad mental y que había estado ingresado en un centro psiquiátrico, un extremo que aún no ha confirmado la Policía Nacional. También señalaron que en los últimos días habían escuchado peleas entre la madre y el parricida y que esta misma semana la vieron.
Algunos residentes además oyeron fuertes golpes dentro de la vivienda que relacionan con el día que se pudo desatar el crimen. «Se llevaban muy mal y en más de una ocasión tenían riñas muy fuertes y algún día pensé que el chico iba a matar a su madre», contó una mujer. Fuentes de la investigación también han indicado que el detenido consumía drogas y bebía con frecuencia. El arrestado es el menor de dos hermanos. Tenía otro hermano mayor con el que no mantenía relación. El padre, ebanista, había fallecido hace ya muchos años. Alberto era hostelero y había trabajado de camareros en varios negocios.
También en un restaurante del barrio donde acudía con frecuencia su madre para verle. El animal fue recogido por el SEVEMUR (Servicio Veterinario Urgente del Ayuntamiento de Madrid) y trasladado al centro de Cuatro Vientos.
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