El arte de M. R. James no es en absoluto casual, y en el prefacio de una de sus colecciones formula tres reglas muy acertadas de la composición macabra. El relato de fantasmas, según él, debe tener un marco familiar a la época moderna, a fin de acercarse lo más posible al ámbito de la experiencia del lector. Sus fenómenos espectrales, además, deben ser malévolos más que beneficiosos, ya que la emoción que hay que suscitar ante todo es el miedo. Por último, debe evitarse escrupulosamente la jerga técnica del "ocultismo” o pseudociencia, con objeto de que la verosimilitud casual no se vea ahogada por una pedantería nada convincente.
El Dr. James, practicando lo que predica, aborda sus temas de una manera ligera y frecuentemente coloquial. Crea una ilusión de acontecimientos cotidianos e introduce sus fenómenos anormales cauta y gradualmente, realzándolos a cada paso con detalles sencillos y prosaicos, y sazonándolos a veces con una pizca o dos de erudición arqueológica. Consciente de la estrecha relación entre la espectralidad actual y el acervo tradicional, aporta remotos antecedentes históricos para sus incidentes, lo que le permite utilizar con toda propiedad sus conocimientos exhaustivos del pasado y su dominio convincente del lenguaje y el colorido arcaicos.»
H. P. LOVECRAFT
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