En este mundo, en sus diversas sociedades y en sus bastas culturas, pocas cosas se pueden considerar tan profanas como el ofender a una entidad que es tratada como un dios, y más aún si el nombre de esa deidad es el de Jesús de Nazaret. Por supuesto, el mundo del celuloide ha retratado esta situación en diversas ocasiones, pero sólo en muy pocas cintas se ha conseguido mezclar lo profano con lo sublime en un perfecto equilibrio, siendo uno de los mejores ejemplos la película mexicana Alucarda, la hija de las tinieblas (1978), del director Juan López Moctezuma.
En esta cinta, Alucarda (Tina Romero) cae rendida ante los encantos de Justine (Susana Kamini), la nueva joven que llega al convento donde se encuentra recluida. Ambas mujeres comienzan una relación de amigas inseparables, al menos hasta que en ellas se enciende una llama de amor que las hará jurar lealtad eterna. Ahora, lo que en un principio parecía ser un tierno romance pronto se transforma en una historia llena de paganismo, aquelarres, herejías y, por supuesto, posesiones demoníacas
0 Comments:
Publicar un comentario
ESPERAMOS TU COMENTARIO