La vampira del carrer Ponent
Quizá esta historia se asemeje a la de Jack ‘El Destripador’ de Londres, pero resulta mucho más escalofriante, pues también es una historia verídica que salió publicada en númerosos diarios nacionales e internacionales de la época.
En la actual calle Joaquín Costa, hacía el año 1912, vivía Enriqueta Martí Ripollet. Una mujer de aspecto siniestro y una capa oscura que secuestraba a los niños de entre 5 y 10 años. Por la noche, sin embargo, ejercía la prostitución como modus vivendi.
Lo que hacía con ellos conmocionó a la opinión pública una vez salió a la luz todos los hechos. No sólo establecía encuentros sexuales entre los niños y gente de clase alta, sino que después los mataba y les extraía la sangre y las grasas porque, según ella, tenían fines curativos. Su personalidad atípica y siniestra la convirtió en la principal sospechosa de las más de 25 desapariciones.
Uno de los días entraron en su piso y encontraron a dos de las niñas secuestradas junto con sacos de huesos y cráneos, sangre coagulada y residuos orgánicos. Las niñas confesaron que vieron cómo mataba a un niño encima de la mesa de la codina. Este caso nunca llegó a esclarecerse porque Enriqueta murió en prisión pocos días antes de su juicio pero como leyenda quedó su apodo: La vampira de Barcelona.
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