Se dice que cuando la persona es
muy querida, amada en este plan y sus seres no aceptan su pérdida, su partida y
sufren demasiado por su falta, después de la muerte esa persona se queda con el
espíritu atrapado en el lugar donde vivía, o Su Espíritu está vagando y yendo
lugares donde se está recordando, es decir, lugares donde su nombre está siendo
invocado. Aunque muertas, sus recuerdos permanecen vivos, sus deseos y deseos
perduran eternamente.
Había una familia tradicional
que todos veían como la familia ejemplar, porque a través de generaciones y
generaciones sus descendientes se mostraban personas adornadas no sólo por la
condición financiera, sino por las buenas enseñanzas que pasaban a sus hijos, y
aunque eran muy ricos, preservaban Con todos y ayudaban como podían sus vecinos
menos afortunados, pues no se hacían destacar por lo que poseían materialmente,
sino por lo que eran como personas.
En una tarde fría, con lluvia
fina, la pareja anónimo de 79 años y juliano de 82, estaban en su mansión
celebrando otro aniversario de bodas y allí junto con ellos estaban reunido
toda la familia. Hijos, nietos, bisnietos, hermanos y nueras, se alegraban por
todo lo que los dos representan para ellos, por todos los logros que han venido
a través de ellos y por el amor que ha Fue en esa vieja mansión que la Sra.
Anónimo nació, mansión que pertenecían a sus padres y era lugar donde creó a
todos sus hijos que hoy ya estaban bien crecidos y ya le habían dado incluso a
sus nietos y dos de los nietos ya les habían dado bisnietos, pero algunos de
ellos vivían en
Pero como eran muy amados, tanto
por sus parientes como incluso por sus empleados que eran tratados como si
fueran de la familia, la casa vivía llena, porque todos se reunían a menudo.
Fabio vivía en la mansión con su esposa e hijo, Cristina que era separada con
sus dos hijos, Paulo vivía en el mismo barrio, pero en otra casa con su esposa
y ellos no tenían hijos, a él no le gustaba la idea de vivir en Aunque fuera
una mansión con muchas habitaciones y la única hermana viva de la Sra. Anónimo,
Sra. Maristela de 66 años, también vivía en la mansión y había sido viuda dos
veces, pero no tenía hijos.
No había personas en el mundo
que trasbordavam tanto amor, AMABILIDAD y compasión hacia sus semejantes. La
mansión estaba rodeada de inmensos jardines, con pinos bien perenne y árboles
que tenían sus hojas recortadas en formatos de animales, ya que los propietarios
amaban bichos, tenían en la mansión una perrera donde cuidaban algunas razas de
perros. También había tres gatos persas que dormían dentro de la casa y
especialmente en la habitación de la pareja anónimo y juliano.
El tiempo fue pasando y el atardecer
fue oscureciendo hasta que cayó la noche, la lluvia continuaba, pero todos
estaban alegres, muchas fotos siendo tomadas con toda familia y especialmente
de la pareja que complementaban otro año juntos. En cierto momento la señora
anónimo se sintió cansada y con dificultades de respirar, su hija Cristina y su
hijo fabio estaban preocupados y luego acompañaron a su madre a la habitación
para que pudiera acostarse. Tomaron el ascensor que tenía casa y se fueron al
segundo piso donde quedaba la habitación. Al caminar por el pasillo, la señora
anónimo puso su mano en el pecho después de sentir algunas punzadas.
- Mamá, estás bien? - preguntó
Cristina con la cara afligida.
- Tranquila, Cristina, déjame llevar a mamá a la cama, todo va a estar bien, está muy cansada - dijo fabio cogiendo a su madre en brazos y conduciendo a la cama.
- mis pies me están matando - murmurado sra. Anónimo.
- No deberíamos llamar al médico? - preguntó Cristina.
- No hija - respondió sra. Anónimo -, no tienen que preocuparse, sólo estoy un poco cansada, después de todo festejamos mucho hoy.
- Usted no tiene edad para bailar tanto - dijo Fabio sonriendo.
- Sí. Ja! Tiene razón, hijo. Jadeando. - Hijos, necesito que sepan algo muy importante, algo que puede cambiar nuestras vidas - tosido y suspiró fuerte.
- Mamá, voy a llamar a papá - dijo Cristina.
- No, no van a dejar a su padre preocupado también, déjenlo disfrutar un poco más, le encantan esas fiestas familiares.
- dejar a quien aproveche un poco más? - Sr juliano que ya estaba parado frente a la puerta de la habitación preguntó con voz cansada también.
- Papá, mamá está muy cansada y se sintió un poco tonta, pero quería que usted aprovechara un poco más la fiesta mientras ella descansa - dijo Cristina que estaba pasando la mano en el pelo de su madre.
- No puedo quedarme abajo sin mi razón de vivir - dijo Sr. Julien, esta fiesta sin ella no tiene sentido. Y si no detengo a los chicos abajo, todos ya habían subido y la fiesta estaría pasando aquí en la habitación ahora - se rió.
- Oh Padre, el señor no existe - dijo fabio ya levantado de la cama donde estaba sentado junto a su madre y dando paso para que su padre se acostara. - Acuéstate un poco, viejo.
- y ustedes están haciendo lo que aquí arriba? Ya estoy aquí con su madre, así que pueden bajar y disfrutar un poco más de la fiesta, están todos muy emocionados - dijo Sr. Julien!
- pero papá! - exclamó Cristina. - No los vamos a dejar solos.
- hija - dijo Sra. Anónimo -, yo y tu padre también queremos un momento a solas - sonrió feliz mirando a su marido.
- Mamá, qué horror! Todavía piensan en eso - todos rieron.
- está bien mamá, ya entendimos - dijo fabio cogiendo a su hermana por los brazos y conduciendo hacia fuera.
- hijos - llamó Sra. Anónimo, cuando los dos estaban cerca de la puerta, los quiero mucho. Dile a todos abajo que amamos a todos de todo corazón. El día hoy es hermoso y perfecto. Dile a Pablo, hermano de ustedes que controle un poco en la bebida, después de todo siendo el más joven no tiene más edad para eso - se rió.
- también te queremos, mamá. Ustedes merecen mucho más, por todo lo que representan en nuestras vidas - respondió Cristina.
- No te preocupes por paulo que le estamos vigilando - dijo Fabio.
- Tranquila, Cristina, déjame llevar a mamá a la cama, todo va a estar bien, está muy cansada - dijo fabio cogiendo a su madre en brazos y conduciendo a la cama.
- mis pies me están matando - murmurado sra. Anónimo.
- No deberíamos llamar al médico? - preguntó Cristina.
- No hija - respondió sra. Anónimo -, no tienen que preocuparse, sólo estoy un poco cansada, después de todo festejamos mucho hoy.
- Usted no tiene edad para bailar tanto - dijo Fabio sonriendo.
- Sí. Ja! Tiene razón, hijo. Jadeando. - Hijos, necesito que sepan algo muy importante, algo que puede cambiar nuestras vidas - tosido y suspiró fuerte.
- Mamá, voy a llamar a papá - dijo Cristina.
- No, no van a dejar a su padre preocupado también, déjenlo disfrutar un poco más, le encantan esas fiestas familiares.
- dejar a quien aproveche un poco más? - Sr juliano que ya estaba parado frente a la puerta de la habitación preguntó con voz cansada también.
- Papá, mamá está muy cansada y se sintió un poco tonta, pero quería que usted aprovechara un poco más la fiesta mientras ella descansa - dijo Cristina que estaba pasando la mano en el pelo de su madre.
- No puedo quedarme abajo sin mi razón de vivir - dijo Sr. Julien, esta fiesta sin ella no tiene sentido. Y si no detengo a los chicos abajo, todos ya habían subido y la fiesta estaría pasando aquí en la habitación ahora - se rió.
- Oh Padre, el señor no existe - dijo fabio ya levantado de la cama donde estaba sentado junto a su madre y dando paso para que su padre se acostara. - Acuéstate un poco, viejo.
- y ustedes están haciendo lo que aquí arriba? Ya estoy aquí con su madre, así que pueden bajar y disfrutar un poco más de la fiesta, están todos muy emocionados - dijo Sr. Julien!
- pero papá! - exclamó Cristina. - No los vamos a dejar solos.
- hija - dijo Sra. Anónimo -, yo y tu padre también queremos un momento a solas - sonrió feliz mirando a su marido.
- Mamá, qué horror! Todavía piensan en eso - todos rieron.
- está bien mamá, ya entendimos - dijo fabio cogiendo a su hermana por los brazos y conduciendo hacia fuera.
- hijos - llamó Sra. Anónimo, cuando los dos estaban cerca de la puerta, los quiero mucho. Dile a todos abajo que amamos a todos de todo corazón. El día hoy es hermoso y perfecto. Dile a Pablo, hermano de ustedes que controle un poco en la bebida, después de todo siendo el más joven no tiene más edad para eso - se rió.
- también te queremos, mamá. Ustedes merecen mucho más, por todo lo que representan en nuestras vidas - respondió Cristina.
- No te preocupes por paulo que le estamos vigilando - dijo Fabio.
Los hijos dejaron a sus padres
en la habitación, bajaron y se unieron a los otros que estaban en el gran salón
que se quedaba a los pies de la extensa escalera de madera y cubierta Sr.
Juliano se acurrucado junto a su esposa, dio un beso en su frente y otro en sus
labios, tomó su mano y sintió cuando su amada dio el último suspiro entre una
sonrisa que se deshizo después cuando su cuerpo se relajó. Sr. Juliano con los
ojos llenos de lágrimas permaneció a su lado, sosteniendo su mano que se estaba
congelando, apretó los ojos y se dejó perder en sus pensamientos, deseó tanto
tener a su esposa para siempre con él, hasta que uno de los gatos que estaba
Tirado en la alfombra en el piso de la habitación, maulló y se levantó y actuó
como si estuviera si a alguien. Sr. Juliano miró a su esposa que estaba
acostado a su lado en la cama y miró donde el gato estaba y vio increíblemente
a su esposa de pie también, pero ella estaba un poco transparente y emanaba
paz, sonreía para él y levantaba lentamente sus brazos y se A llamarlo. Él
sonriente estrechó la mano de su esposa acostada a su lado y con un largo
suspiro dejó este mundo y se fue a encontrarse con su amada, pero luego una
nube negra flotaba sobre los dos.
Una impetuosa corriente de
viento entrado toda la parte de arriba de la casa, e hizo que algunas ventanas
golpearan e incluso haciendo algunas jarras que estaban decorando el pasillo de
donde estaban las puertas de las demás habitaciones, caían y se quebraban. La
puerta de la habitación de la pareja estaba frente al pasillo y era la última
después de las escaleras. Los familiares que estaban en el salón de abajo
escucharon el ruido de las jarras rompiéndose y de alerta, Fabio y su hijo
arthur subieron las escaleras para saber lo que había pasado Cristina sintió un
escalofrío por todo el cuerpo, haciendo, una enorme tristeza invadió su
corazón, era como si ella sintiera que algo malo había sucedido.
Fabio y arthur miraron al
pasillo y vieron las jarras rotas, el viento así como vino, se detuvo de la
nada, no había más brisa ni siquiera la lluvia que unos minutos atrás se caía
del exterior, había parado. Caminaron hacia la puerta de la habitación que
quedaba al final del pasillo y de frente, la puerta estaba entre abierta y
fabio imaginó que sus padres habían levantado, ya que cuando bajó con su
hermana, él mismo había golpeado la puerta. Su corazón se presentimiento más
fuerte sin saber lo que podría descubrir.
- Hijo, tranquilo - gritó fabio
para arthur que se vaya caminando apresurado frente a ti. - Déjame ver lo que
pasó.
- pero papá, no debe haber sido nada, qué estás temiendo? - preguntó.
- No mucho, pero déjame ver cómo están tus abuelos, no podemos despertarlos.
- pero papá, no debe haber sido nada, qué estás temiendo? - preguntó.
- No mucho, pero déjame ver cómo están tus abuelos, no podemos despertarlos.
Fabio empujó la puerta
lentamente y miró a sus padres acostados en la cama, los tres gatos persas
estaban sobre sus piernas. Le pareció extraño y entrado al cuarto, llegó cerca
de sus padres y tembló cuando descubrió que ambos no respiraban. Un los dos y
nada, ya estaban incluso helados. Trató de mantener la calma, pero sus ojos se
llenaron de lágrimas, salió rápidamente de la habitación y llorando empezó a
bajar las escaleras, detuvo la mitad y miró a todos los que estaban Cristina
entendió su mirada y empezó a llorar, cuando entonces anunció que los dos
habían muerto. El llanto fue colectivo, todos subieron las escaleras corriendo
para ir a la habitación a ver a los dos. Sólo Pablo no subió y permaneció en el
salón sentado en una de las butacas. La desesperación y la tristeza se tomó de
la casa, todos se acechaban para intentar ver a los dos sobre la cama. Fabio y
cristina intentaron poner orden y calmar los ánimos de los regalos. Los nietos
eran los que más estaban desesperados por ver a sus abuelos muertos. Se les
impidió entrar a la habitación.
El día del entierro, los dos
estaban siendo enterrados juntos en la misma tumba que la familia había dentro
de las mediaciones, al final del jardín detrás de la casa Cristina estaba
abrazada con su hija gisela y su hijo bruno mientras los entierros pasaban.
- No puedo creer que mis abuelos
fueran así de una manera tan de la nada - dijo Gisela.
- es muy triste haber sido el día de fiesta esta tragedia - completó bruno.
- No hijos, no fue tragedia - dijo Cristina -, se fueron de la mejor manera, estaban felices y celebrando otro año de mucho amor, con la gente que los ama alrededor de ellos. Siento tanto que hayan ido, quería que se quedaran aquí para siempre - lloraba.
- Mamá, no te quedes así - dijo Gisela. - No puedes dejar que te derribar, no les gustaría verte así.
- lo sé, hija, pero es tan difícil ese momento. Sabemos que algún día todos iremos, pero es cruel esa etapa de la vida.
- Nunca quiero que vayas, mamá - dijo Gisela abrazando fuertemente a su madre y seguido por bruno que abrazó a las dos.
- es muy triste haber sido el día de fiesta esta tragedia - completó bruno.
- No hijos, no fue tragedia - dijo Cristina -, se fueron de la mejor manera, estaban felices y celebrando otro año de mucho amor, con la gente que los ama alrededor de ellos. Siento tanto que hayan ido, quería que se quedaran aquí para siempre - lloraba.
- Mamá, no te quedes así - dijo Gisela. - No puedes dejar que te derribar, no les gustaría verte así.
- lo sé, hija, pero es tan difícil ese momento. Sabemos que algún día todos iremos, pero es cruel esa etapa de la vida.
- Nunca quiero que vayas, mamá - dijo Gisela abrazando fuertemente a su madre y seguido por bruno que abrazó a las dos.
Ya en casa, Cristina que ya
tenía sus 46 años, estaba tomando un baño, llorando y lamentando la muerte de
sus padres, cuando sintió la presencia de alguien en el baño, llamó a sus hijos
que Vio una sombra por el espejo que desapareció. Aún con los ojos llenos de
lágrimas, salió de la caja, caminó hacia delante del espejo, lo miró fijamente
y por un momento pensó que había visto a sus padres detrás de ella Se asustó y
se volvió rápidamente, pero no había nadie, y cuando se volvió al espejo vio
algo que ya no eran sus padres y sí una figura de una mujer vieja como era su
madre, pero tenían facciones malignas, sintió entonces su cuerpo Escalofriante
y el miedo atraviesa sus huesos. Gritó desesperada, sentándose al suelo del
baño y poniendo la mano sobre la cara. Su hija Gisela entró corriendo al baño y
vio a su madre gritando y temblando.
- Mamá, qué pasó? Estás
sintiendo algo? Algún dolor?
- No hija, no fue nada, debo estar delirando por la partida de sus abuelos - se levantó con la ayuda de su hija.
- tranquila mamá, no me quedé así. También estoy muy triste, pero no podemos quedarnos así.
- Sí, lo sé - a tus abuelos no les gustaría verme así.
- No hija, no fue nada, debo estar delirando por la partida de sus abuelos - se levantó con la ayuda de su hija.
- tranquila mamá, no me quedé así. También estoy muy triste, pero no podemos quedarnos así.
- Sí, lo sé - a tus abuelos no les gustaría verme así.
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